jueves, 9 de febrero de 2012

¡¡¡¡QUE FRIO!!!!

No puedo más. No se si la ola de frío que padecemos es siberiana o albaceteña pero a mi me está matando. Desde que suena la alarma del móvil a las siete de la mañana, en lo único que puedo pensar es en cuando llegará el momento en que me pueda acurrucar en el sofá con dos mantas a esperar que llegue la noche y volver a meterme en la cama y dejarme envolver y calentar por mi fantástico edredón de plumas de oca finlandesa criada por el viejo Yari en su granja que linda con Laponia.

Sales con los perros a primera hora y la bofetada que te da en la cara el aire helado te hace desear que tus perros supieran usar el baño como el resto de la familia y lo del ejercicio ya lo solucionarías con una cinta de correr como dice César Millan. Los saludos con los otros paseantes de mascotas se limitan a simples cabeceos, porque el viento aconseja no levantar la cabeza mucho más, con lo que el parque se convierte en un espacio ocupado por perros paseados por bultos cubiertos de ropa, que sólo dejan ver los ojos y que cabecean como si fueran mansos de camino a recoger las vaquillas a cualquier plaza de pueblo en fiestas.

En el ambiente doméstico la cosa es aún más estresante. Cuando se trata de una familia numerosa la ropa para secar se acumula porque por muchos días que la dejes a la intemperie, la humedad y las heladas nocturnas no dejan que se seque. Al final, los radiadores se convierten en tendederos de urgencia para conseguir secar la ropa y que la familia disponga de prendas suficientes en los armarios para protegerse de los rigores de la estación.

Los fumadores lo tenemos igual de jorobado en ésta época porque, si lo de salir a la calle o quedarte en la terraza de los bares lo llevamos bastante bien en primavera y verano, hay que echarle muchas ganas al asunto para salir a fumar un cigarrito cuando estás en un centro comercial a venticinco grados y en la calle, estas viendo a los gorriones con anorak en los árboles y el único hueco con techo que hay en el exterior está petado de adictos que, apretujados unos contra otros, comparten debilidad y se solidarizan por la injusticia a la que son sometidos.

La edad es un factor determinante en la manera en que se afrontan las temperaturas. Mientras ves adolescentes que con una sudadera y una cazadora, solucionan el tema, tú necesitas, una camiseta,una blusa, un jersey, el plumas, bufanda, gorro, guantes, pantalones de pana, calcetines gordos y botas de las buenas, que decía mi abuela, que no pasen ni las balas. Y si el día viene duro, llevas los pezones que si te arrimas mucho a un escaparate, hacen "clink".


Si caen cuatro copos de nieve pero lo que más queda en el pavimento es hielo, pasamos a convertirnos en manadas de pinguinos cabizbajos procurando no resbalar y colapsando las urgencias de los hospitales con leñazos de todo tipo e intensidad. Confirmado en las noticias de la tele. Durante mi estancia en Inglaterra pude comprobar dos cosas: que a las inglesas les encanta ir a pierna descubierta aunque lleven un abrigo de piel y lo de las medias como que no les va mucho y que entre un grupo de estudiantes de diferentes nacionalidades, cuando algún día nevaba o helaba en condiciones, estaba chupado distinguir a las nórdicas de las latinas. Las primeras llevaban un calzado estupendo para el tiempo y caminaban con la soltura propia de las que han nacido entre muñecos de nieve y las latinas, nos colgábamos de sus brazos como beodas con serios problemas de motricidad, arriesgando nuestros coxis a cada paso que dábamos. Una pena.

Llegará el calor y también me quejaré, lo se, pero de momento, estoy de esta temperatura hasta el moñete. Ahora mismo me voy a fumar un cigarrito al balcón, porque no fumo en casa, y me tengo que abrigar como si fuese a la calle. ¡Venga no me jo...!


Asi, asi, que bien....

1 comentario:

  1. Hija cuanta verdad. Aunque yo prefiero el frío, será porque como no tengo ni perro, ni fumo, pues salgo de casa lo justo: recaditos, más recaditos y alguna que otra comidita en el bar más cercano. Pero te entiendo perfectamente. Lo de fumar me pasaba a mí, pero por todo lo contrario, no había quién entrara en ninguno de la humera que había y anda que no he tomado yo zuritos en la calle con más frio que Calleja.
    La Incondicional. Ji,ji

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