lunes, 5 de diciembre de 2011

HAY MUCHAS COSAS QUE NO ENTIENDO

Cada día soy más consciente de que, cada vez, entiendo menos a la gente.

No entiendo por qué algunas personas se complican la vida estando más pendientes de los que hacen los demás que de vivir su propia vida.

No entiendo por qué hay gente que es capaz de hacer daño a sabiendas de que lo está haciendo y por cualquier motivo.

No entiendo a los que, una vez aseguradas sus necesidades, si les sobra un duro, no lo ceden a los que lo necesitan.

No entiendo a los que son incapaces de sentir el dolor o la pena de los demás.

Y por todas éstas cosas que no entiendo es por lo que me cuesta cada vez más leer un periódico, ver las noticias e incluso lidiar con las situaciones cotidianas que a todos nos surgen en nuestro trajín por éste mundo. Y si no fuera por la ayuda que el yoga supuso para mi, estaría encerrada en algún sitio hace mucho tiempo ya.

Para mi el yoga ha sido como un impermeable que me ha enseñado a protegerme de las cosas que me hacían daño, pero enseñándome a la vez, a diferenciar claramente entre las que tienen importancia y merecen mi atención y las que no son dignas de ni una sóla de mis lágrimas. Y no es que me haya convertido en la madre Teresa de Calcuta, por su bondad o en el Dalai Lama, por su calma y sabiduría. Ni mucho menos, pero si me ha hecho darme cuenta de que yo no soy responsable del bienestar de todo el que esté a menos de un kilómetro de mí, cosa que me estresaba sobremanera. Y sin embargo, se puede ir por la vida con la tranquilidad que da el no pisar el callo de nadie, respetar todo lo que se pueda y echar una mano siempre que tengas la oportunidad.

Pero con el yoga y todo, hay veces, en que no puedo evitar que me lleven los demonios cuando veo en televisión que los niños de Huelva no aparecen y el padre pide chorradas en la cárcel, que los asesinos de Marta no doblan y no dicen que hicieron con el cuerpo y no hay manera legal de obligarles a confesar, que en Ucrania han matado cientos de perros y gatos para tener las calles limpias para el Mundial o Copa o no se que leches, que la gente se muere de hambre en Africa pero los fabricantes de armas siguen facturando miles de millones de dólares al año, que casi a diario aparecen casos de corrupción política como si la inmoralidad y falta de ética se jurasen junto con los cargos, sólo que tan bajito que no lo oyésemos nadie. Y tantas y tantas cosas...

Pero entonces, respiro hondo, y pienso que contra los grandes problemas no puedo hacer nada, pero lo que si puedo hacer es aportar mi granito de arena, a mi nivel, en mi barrio, en la medida en que yo pueda. Y cómo dice ése refrán que a mi me gusta tanto: " Un grano no hace el granero pero ayuda al compañero"

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