Grandes y famosos almacenes. 14.45 p.m. Planta tercera. Estanterías
repletas de prendas impecablemente colocadas. Percheros , también llamados
burros, llenos de pantalones, camisas, náuticas y diversos tipos de ropas
colgadas y ordenadas por tallas. Mesas con jerséis doblados milimétricamente
del mismo modelo en distintos colores. Caminos relucientes para pasear y
escoger tus compras. Vaaaale, estamos en El Corte Inglés, listos, que sois unos
listos
Como decía, todo correcto pero ni rastro de vida humana. Pareciera que
un japonés loco, en un ataque de ésos que les dan a ellos de tanto stress que
tienen , tal vez un hikikomori al que le ha dado el punto y ha salido de su
encierro para liarla por ahí ¿Que no sabéis lo que es un hikikomori? pues ale,
a google, pedazo vagos!
A lo que iba, pues eso, que parece
que al japonesito le hubiera dado por meterse por los conductos del aire
acondicionado, y soltar una de gas sarín, como el calvo de Navidad nos sopla la
brillantina en el anuncio de la Once, y ha dejado a todo el personal del Corte
desintegrado. Nadie por aquí, nadie por allá.
--Pues déjalo que me duelen los pies y quiero ir a casa que dan la Vuelta
. ¡ Joer con ésta gente!--Me dice mi marido. Acabábamos de comer y le apetecía mirar ropa como que le dieran una patada en los riñones.
--Que no hombre, vamos a buscar que tienen que estar por aquí...-- Le contesto yo. Y avanzo decidida a encontrar algún esquivo dependiente.
Se suelen esconder solos o por parejas tras una columna, o junto a una
caja registradora, hablando bajito para no llamar la atención. Si les ves y cruzas miradas, la retiran
rápidamente, con la esperanza de que no te dirijas a ellos. Pero ¡aja! Allí
estaban, apoyados los codos sobre el mostrador por lo que sus cabezas no
sobresalían y se hacía difícil verles. ¡Buen truco!
--Perdone, ¿ Me puede atender?-- Me dirigí a uno de ellos. El otro bajó
la mirada bendiciendo su buena suerte por no haber sido el elegido.
--Sí, dígame.--Me contestó y se colocó a sí mismo en modo “atender
cliente”. Antes estaba en “stand by”
--Estoy buscando bermudas de caballero- -Pregunto con cara de estar muy
perdida y necesitar mucha, mucha ayuda.
--Ah, estupendo, mi compañera le ayudará porque las bermudas no están en
mi sección-- Responde el tipo con alivio. Y se dispone a buscar a una compañera
unos metros más allá, estirando el cuello como un lemúr oteando el horizonte.
Al instante le localiza, ¿De dónde ha salido élla? ¿Ein? ¿Estaba camuflada
entre dos maniquíes? ¡ Vete a saber!
--¿Qué quería?- Me pregunta la señorita y termina ahí aunque hubiera
seguido -… aparte de tocarme las narices a estas horas?
--Pues verá, quería unas bermudas para mi marido pero que tengan un poco
de goma por detrás para que se ajusten mejor-- Y vuelvo a poner cara de ser
incapaz de mirar entre las bermudas expuestas por mí misma en mi misma
mismidad.
--Uy, pues con goma éste año no ha venido ninguna, ninguna, ninguna. ¿
Por qué no prueba en la planta joven?--Me responde con alivio porque ya se ha
quitado el marrón de encima y puede volver a mimetizarse con los maniquíes a ésas
horas en que la gente normal está sesteando y no tocando las narices como
nosotros.
A estas alturas, mi marido tenía la cabeza más puesta en la etapa de la
Vuelta y en cómo irían Cobo y Antón que en las benditas bermudas así que...
--Vale pues muchas gracias, adiós--Le dije y nos dirigimos hacia las
escaleras mecánicas.
--Adiós, buenas tardes-- Respondió ella, se giró y desapareció tras los
vaqueros pitillo. Copperfield y Houdini, dos aficionados al lado de éstos
cuando quieren.
A éstas alturas, el primer dependiente había vuelto su puesto vigía
desde donde, en posición de espera, dejaba pasar el rato.
--Ala! Vamos a casa que paso de las bermudas y tengo unas ganas de
llegar a casa y pillar el sofá...-- Iba diciendo mi contrario.
--Pues anda que yo! Con lo que me duele la rodilla. ¿Oye éstos van a comisión
además del sueldo fijo? -- Y salimos dirección al sofá a echar la siesta porque a
ésas horas, es lo que hay que hacer hombre!
Quede claro que cualquier generalización es injusta. En todas partes hay
de todo, como en botica.
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