Acabo de ver el reportaje de Samantha Villar sobre los concursos de misses infantiles y no se si estoy más horrorizada o triste. Se celebraba en la República Dominicana y se prensentaban niñas de Puerto Rico, Venezuela y la propia República entre otros países.
Me ha producido una mezcla de rabia y pena, ver cómo las madres de las criaturas, intentaban justificar ante Samantha, el afán que tenían por presentar a sus hijas a ésos concursos. Explicaban que era cosa de las niñas y que éllas, lo único que querían era cumplir los sueños de las crias. Podría habérmelo creído, de no haber sido por las tomas del cámara en las que se veía a alguna de las "mini misses" pidiendo a su madre ir a la piscina o decir que estaba cansada de ensayar o que le dolían los pies, y cómo la sonriente mamá, trataba de explicar ante los reporteros, que no podía ser porque había que ensayar ésto o preparar lo otro. En los días que duró el concurso, las crías sólo tuvieron una mañana libre para ir a una especie de zoo a jugar con los delfines y leones marinos donde se lo pasaron cómo lo que son, niñas. ¿Es una cuestión de cumplir los sueños frustrados de las propias madres o se trata de una necesidad económica?
Y no me quiero meter en el charco del caldo de cultivo que ésos concursos suponen para pedófilos y pederastas porque éso da para echar pestes muchos post más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario