ACOSO ESCOLAR

Cada vez que un niño es maltratado en el centro donde estudia, una lágrima se le cae de los ojos y se ve y una muesca se le queda marcada en un rincón de su cerebro y no se ve.

Lo primero de todo, voy a utilizar el masculino en todo momento porque, éste pequeño escrito, se lo quiero dedicar a un chico al que ,sin conocer demasiado, le deseo que su cerebro tenga el menor número de muescas posibles. Estoy casi segura de que así es.

A mi me parece que, para evitar que ésto se siga produciendo, los padres jugamos un papel muy importante. Yo tengo comprobado que la teoría ésa de que los niños son cómo esponjas que lo absorben todo, es cierta. Y aunque también tengo comprobado que, en ocasiones, parece que se escurren a sí mismos y dejan escapar parte de la información que los padres hemos tratado que se les quede dentro, muchas de las cosas buenas que les inculcamos, quedan dentro, incluso aunque ni éllos mismos se den cuenta.

A medida que van creciendo, te vas dando cuenta de que han adquirido costumbres o hábitos que no desearías que tuvieran, pero tambien te enorgullece ver que sentimientos como la compasión, la justicia, la tolerancia, asoman en sus comportamientos de vez en cuando, sorprendiéndote y haciéndote pensar "Menos mal, éso por lo menos lo ha entendido bien" . Cuando les ves reaccionar correctamente ante noticias de maltrato a niños o jóvenes , ya sean cercanos o no, te das cuenta de que lo que has repetido ,machaconamente  en ocasiones, ha quedado ahi, dejando un poso que cuando tiene que salir a flote, sale.

Por éso digo, que hay casos en los que da igual lo que los padres hagan en casa , si el chaval sale torcido, no hay corsé en ortopedia alguna que le enderece, pero merece  la pena ir dejando buenos posos en los cerebros de nuestros hijos desde muy pequeños para que no vayan haciendo muescas en los de otros. Y luego ya veremos a ver lo que ha quedado.

Y a los padres de los niños/chavales que alguna vez sufrieron maltrato de algún tipo les diría que para borrar las muescas del cerebro, trabajen los corazones de sus hijos . Al fin y al cabo , creo que éso es lo que mejor sabemos hacer los padres ¿ no?

Para S.